Peticiones del INGITE a los partidos políticos

julio de 2023

El INGITE se ha dirigido a los partidos políticos mayoritarios para trasladarles, de cara a las próximas elecciones generales, una serie de cuestiones de suma importancia para este instituto que representa a más de 350.000 profesionales. Solicita que incluyan en sus programas electorales determinadas propuestas que tienen que ver con empleo público, reforma universitaria y seguridad social.

El INGITE se ha dirigido a los partidos políticos mayoritarios para trasladarles, de cara a las próximas elecciones generales, una serie de cuestiones de suma importancia para este instituto que representa a más de 350.000 profesionales, 109 Colegios Profesionales de ámbito nacional, autonómico y provincial, y 10 profesiones de Ingeniería Técnica (Industrial, Agrícola, Naval, Minas, Obras Públicas, Telecomunicaciones, Aeronáutica, Topografía, Forestal e Informática). Solicita que incluyan en sus programas electorales determinadas propuestas que tienen que ver con empleo público, reforma universitaria y seguridad social.

Antes de enumerar las propuestas, dibujaremos el escenario actual. En España todavía coexisten dos niveles profesionales en Ingeniería, las Ingenierías Técnicas y las Ingenierías, aunque algunos se empeñen en seguir llamando a estas últimas, “superiores”, algo que ni es legal ni es apropiado. Entre las mismas existen algunas diferencias, como la formación, que antes de la reforma de Bolonia era de 3 años para las Ingenierías Técnicas y de 5 años para las Ingenierías. No obstante, y pese a que no restamos importancia a la formación universitaria, lo que es cierto es que las diferencias a nivel profesional en el ámbito privado no existen, por la importancia que cobra en nuestras profesiones la formación continua y la experiencia profesional, algo que en ningún caso se considera en la administraciones y empresas públicas.

Además, se da otra circunstancia muy importante que no se ha abordado nunca, y es que las Ingenierías Técnicas tienen una Ley de atribuciones profesionales, constitucional y democrática, la Ley 12/1986, (impulsada por el Gobierno de Felipe González Márquez) mientras que las Ingenierías las tienen, mediante decretos preconstitucionales de principios y mediados del siglo XX, que nada tienen que ver con la sociedad actual.

Al margen de lo anterior, y al objeto de facilitar la movilidad de profesionales por la Unión Europea y la comparabilidad de los mismos, surgió la reforma de Bolonia para la transformación del Espacio Europeo de Educación Superior, que en España supuso la creación de los nuevos títulos de Grado que venían a unificar el primer nivel universitario, en consonancia con el resto de los países europeos y mundiales.

Es decir, antes de la reforma de Bolonia (2007), existían en España cuatro niveles académicos, las titulaciones de 3 años (Ingenierías Técnicas, Arquitectura Técnica y Diplomaturas), las de 5 años (Ingenierías, Arquitectura y Licenciaturas), y posteriormente los niveles de Máster y de Doctorado. Con la reforma de Bolonia se quedaron solamente en tres niveles, que son: el Grado (4 años), Máster y Doctorado; lo que suponía en efecto el unificar los 2 primeros niveles pre-Bolonia.

Pero este hecho, y al contrario de lo que ha pasado con el resto de titulaciones, no ha sido así en las Ingenierías, sino más bien todo lo contrario, dado que, para continuar con la situación de privilegios anterior a la reforma, y como los jóvenes actuales no entienden muy bien esa situación del siglo XIX, se están recrudeciendo los ataques y artimañas utilizadas para denostar los Grados en Ingeniería habilitantes frente a los másteres.

Y es que los jóvenes no entienden el por qué las mejores universidades de Ingeniería del mundo (MIT, Standford, Cambridge, Oxford,…) ofrecen Grados de 4 años de donde salen los Ingenieros mejor valorados, y aquí en España nos empeñamos en obligarles a realizar un determinado máster, porque de lo contrario, se ven marginados tanto en las administraciones como empresas públicas, y que además tienen que escuchar como los maltratan y humillan, con expresiones de titulado medio, medio titulado, o comparándoles con otros a los que llaman “superiores”.

Este es un problema serio que se está generando en nuestra sociedad y que nadie quiere afrontar por diversos intereses que en nada obedecen al interés general, y todo ello por no hablar de las numerosísimas titulaciones de Grado en Ingeniería sin acceso a profesión regulada, que las Universidades han puesto en marcha, para que de esta forma, se vean obligados a realizar el Máster para tener acceso a las atribuciones profesionales. Toda una trampa que está causando muchísima frustración y malestar entre los egresados de dichas titulaciones, que son decenas de miles, a los que nadie les da una solución.

En definitiva, lo que se está realizando es una involución a la reforma de Bolonia, descafeinando los títulos de Grado y resucitando el elitismo y clasismo en una sociedad, donde solo los privilegiados que tengan posibilidades económicas y tiempo, puedan realizar un determinado Máster, inédito a nivel europeo y mundial, solo para satisfacer egos e intereses pecuniarios propios que en nada coinciden con los intereses generales. Y es que no podemos permitirnos que mientras en el resto del mundo se formen Ingenieros en 3 o 4 años, en España nos empeñemos en hacerlo en 5 o 6, con la consiguiente pérdida de competitividad para la sociedad, y los enormes perjuicios por tiempo, dinero y coste de oportunidad que se genera en los egresados.

Por todo lo expuesto, el INGITE solicita a los partidos políticos, que se estudien, analicen y se puedan incorporar en su programa electoral, las siguientes actuaciones:

Modernización del Estatuto Básico del Empleado Público, que permita sumar el principio de

“competitividad” a los de mérito, capacidad e igualdad, de tal forma que no solo se utilicen los niveles MECES y EQF vigentes para los titulados superiores, sino además los principios básicos y el espíritu de la legislación en materia de libre acceso a las actividades de servicios y su ejercicio (Ley 17/2009). Todo ello conduciría de forma inexorable a eliminar los subgrupos dentro del Grupo A, y a posibilitar la carrera profesional en base a experiencia y formación, sin que existan límites por ostentar titulaciones universitarias pre-Bolonia.

Se actualicen y adapten a la nueva situación, las bases de cotización por contingencias comunes y los grupos de contribución establecidos, de tal forma que todos los titulados universitarios sin excepción se encuentren en el Grupo 1 de cotización.

No obstante, todo ello debería venir acompañado por una reforma global de las profesiones de Ingeniería (Ley de la Ingeniería), que pusiese fin a los numerosos conflictos entre las diferentes profesiones, tanto en materia de regulación de las mismas como en las atribuciones profesionales, lo que está causando numerosos perjuicios económicos, de seguridad jurídica y de confusión en la sociedad.

Dicha Ley, debería incorporar la evolución sufrida por las titulaciones con la reforma del EEES (Espacio Europeo de Educación Superior), y por los principios que viene marcando la Unión Europea en cuanto al reconocimiento de cualificaciones a través de la experiencia y formación continua, además de lo previsto en la Ley 17/2009 sobre el libre acceso a las actividades de servicios y su ejercicio, para lo que se debería incorporar lo siguiente:

Se fortalezca la titulación de Grado, como la de referencia para el acceso al ejercicio de actividades profesionales dentro de la Ingeniería, tal y como ocurre en el resto de las profesiones, y en el orden mundial.

Se establezca un único nivel profesional dentro de la Ingeniería, que a su vez permita la competitividad y comparabilidad de los diferentes profesionales, en función no solo de sus titulaciones universitarias, sino además de la experiencia y formación de cada uno.

Para ello, será imprescindible la habilitación y control de las corporaciones colegiales, que a su vez deberían confluir en una única organización que incluyese todas las ramas de la Ingeniería, permitiendo además eliminar toda la litigiosidad entre las mismas.

De esta forma eliminaríamos las barreras horizontales y verticales existentes en las profesiones de Ingeniería, fomentando la competitividad sana entre profesionales, y de paso se pondría orden a la situación un tanto irregular de las profesiones de Ingeniería actuales, que como hemos dicho, basan su funcionamiento en Decretos predemocráticos de principios y mediados del siglo pasado.

 

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